Cada año escolar es un experimento y en todo experimento se producen cambios, alteraciones. Esas pequeñas mutaciones que sufre nuestro yo interior son nuestra esencia de vida, lo que define nuestra personalidad, nuestro valor como persona y nuestras fortalezas frente a situaciones futuras que se presentan muy inciertas.
Este curso académico ha sido duro a la par que maravilloso y merecemos una condecoración, una insignia que nos defina y nos haga recordar que todo cambio es positivo.
¡ DEBEMOS ESTAR MUY ORGULLOSOS DE NUESTRO "PEQUEÑO YO MUTANTE" !
Y desde aquí mi más sincero reconocimiento
a quien ha sobrevivido con honores
a mi primera tutoría experimental.

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